Les Mystères de la main : révélés et expliqués / par Ad. Desbarrolles

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Paris : Dentu, 1859Descripción: 624 p. ; 18 cmTema(s): Revisión: Entre los días 3 de diciembre de 2012 y 21 de enero de 2013, con una prórroga posterior, la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid realizó una cautivante exposición denominada “Cápsulas del tiempo: objetos encontrados en los libros”. La muestra estaba constituida por objetos descubiertos en los ejemplares de los fondos históricos de la biblioteca de la Universidad durante el proceso de catalogación según se informa en el tríptico de la exposición, donde se pone de relieve la variedad de los materiales hallados en cuanto a su tipología y morfología. Las piezas fueron meticulosamente clasificadas en diferentes categorías: Dibujos y grabados científicos; La vida en cifras; Jardines en los libros; Eruditos y lectores; Artistas entre páginas; Ex libris, la huella del lector; Poesía cada día; Marcas comerciales y publicidad; Documentos oficiales; A Dios rogando; Naipes y juegos de azar; Balas y letras – libros con heridas de guerra en la Biblioteca Complutense –; Correspondencia, cartas, postales, telegramas; Marcapáginas para no perderse; Tarjetas de visita e invitaciones; Grabados e ilustraciones; Libros de artista, objets trouvés. Estos elementos se podrían reagrupar en cuatro clases, a saber: icónicos, textuales, tridimensionales y mixtos (combinan más de una característica). De todos los formatos, los tridimensionales, o realias en la terminología bibliotecológica, son los más extravagantes y en algunos casos inauditos. Con estas palabras comienza Alford un artículo donde describe los objetos bizarros dejados en los libros: “We may never fully understand what prompts people to leave unusual objects inside books” (Alford, 2008). Además, da testimonio de algunos casos que llegaron a su conocimiento donde los libros fueron albergue de tijeras, dientes de leche, drogas, dinero, una servilleta manchada por el lápiz de labios de la actriz Vanessa Redgrave, hisopos usados, despojos de especies vegetales – hojas o flores – y hasta animales con predominio de una “entomología libresca” (insectos, mariposas, mosquitos, escarabajos, etc.) o parte de ellos (vestigios de pilíferos, uñas y más). A tal punto puede llegar la excentricidad de los propietarios de libros. Los objetos pueden estar sueltos o adosados fijamente, entre las partes del libro. La reacción subsiguiente a la sorpresa del descubrimiento pasa por dilucidar si la posición del objeto es azarosa o responde a una intención manifiesta del propietario o simplemente ha quedado allí por olvido o descuido, lo cual constituye una tarea de “arqueología bibliográfica” de inextricable resolución en el ámbito restringido del descubrimiento. Al igual que la Marginalia, este fenómeno bibliológico amerita una profunda investigación mediante una metodología ad hoc. La organización técnica, la inspección conservacionista y la investigación bibliográfica del Fondo Quiles, también redundaron en varios de tales hallazgos y se sigue explorando continuamente en busca de estos tesoros escondidos en los volúmenes. Un objeto de gran valor archivístico se encontró en la obra de Desbarrolles (1801–1886) “Les mysteres de la main” publicada en París por la casa editorial Dentu en 1859. Se trata de una misiva escrita de puño y letra del autor que se halla adosada por medio de cinta adhesiva al dorso de la guarda anterior del ejemplar. La voluminosa obra de Desbarrolles es uno de los primitivos tratados de Quiromancia. El autor intenta darle un carácter científico a su obra, apoyándose en los estudios del fisionomista Johann Kaspar Lavater (1741-1801), del frenólogo Franz Joseph Gall (1758-1828) y de su antecesor, considerado el fundador de la quiromancia moderna, el capitán del ejército francés Casimir Stanislas D'Arpentigny (1798-1865); aunque no son los únicos tratadistas a los que recurre Desbarrolles en su trabajo. Según Webster (2010), existe asimismo una fuerte influencia de su maestro de Cábala, Eliphas Lévi (Alphonse Louis Constant, 1810-1875), autoridad que, sin ambages, es reconocida por el propio Desbarrolles en el prefacio de su libro. Justamente, una de las críticas que recibió este tratado sobre la lectura de las manos fue que su pretensión de fundamentarse en evidencias científicas pronto pasó a un universo de glosas místicas. No obstante, Desbarrolles, a diferencia de sus antecesores, se focaliza en las líneas de las manos y desarrolla su propio método de interpretación bautizado luego con su apellido. Volviendo al objeto de interés de esta reseña – la nota manuscrita autógrafa descubierta en el libro – es necesario reflexionar sobre una serie de aspectos o factores asociados, en principio, con su ubicación y su contenido. Su localización no guarda una relación directa con el contenido de la obra ya que, como ya se ha dicho, está sujeta al reverso de la guarda anterior, separada del texto propiamente dicho. Es indudable que fue ubicada allí con posterioridad a la data de recepción de la misma (1865). Esta afirmación se basa en el hecho de que, como ya también se indicó, el manuscrito está unido por medio de cinta adhesiva de tela. Este invento fue desarrollado por el ingeniero Richard Drew hacia mediados de la década de 1920 para los talleres de pintura de automóviles; el mismo fue perfeccionado en 1930 (cinta transparente de celofán) para la compañía 3M, siendo patentado el 25 de mayo de ese mismo año. Por lo tanto, es muy probable que el propietario primitivo la hubiera guardado en cualquier parte del libro y un comprador ulterior, comprendiendo la significación histórica del documento, la haya adherido en un lugar destacado del volumen por medio de la cinta en fecha posterior a 1930. Sin embargo, lo más elocuente de la misiva, para poder establecer su conexión con la obra, es el contenido (Ver Ilustración 2). La transcripción del texto se ha dificultado sobremanera dado que, como se puede comprobar a primera vista, Desbarrolles no se destacó por su caligrafía; además, abundan en su escritura las ligaduras y la superposición de los trazos de un renglón con el superior y el inferior. Por otra parte, el tenor del escrito, a medida que se descubren algunas de sus palabras, desconcierta al lector que pretende encontrar, como fuera de suponer, alusiones a conceptos vinculados con la temática del libro. Con la asistencia de un especialista en lengua francesa se ha podido llegar a la siguiente copia: [8?] Février 1865 Cher ami, Je vous renvois vos affreux gredins. Dont, j'ai pris un dessin en attendant que je puisse m'en procurer la littographie. Je vous remercie de votre artistique complaisance et vous fais aussi que l'initiée une foule de compliments et amitiés Votre tout dévoué Ad. Desparrolles” Como puede constatarse, la esquela no tiene ninguna relación con la materia de la obra, como ya se ha expresado. Para interpretar o entender su significado es necesario contextualizar su argumento por medio de la biografía del autor. Desbarrolles fue, antes de dedicarse profesionalmente a la quiromancia en los últimos años de su vida, un pintor retratista (Webster, 2010). La misiva hace, pues, referencia al encargo de un cliente anónimo, de acuerdo con la información de que se dispone en esta fuente primaria, a quien Desbarrolles le envía un boceto basado en las indicaciones alegóricas de su pedido: “affreux gredins”. Aprobado el bosquejo el artista procedería a grabarlo por medio de la técnica litográfica muy en boga en la época. Es factible que el destinatario de la carta tuviera el libro de Desbarrolles y lo hubiese utilizado como “contenedor” o “archivador” del documento, pasando más tarde, como se indicó más arriba, a la ubicación actual; si bien, en este punto, ya se entra en el terreno escabroso de las conjeturas. Otro objeto de valor archivístico fue hallado en la obra capital de Helena P. Blavatsky, “The secret doctrine” (véase el registro no. 56 del catálogo impreso de este ejemplar de la revista), una foto postal de Madame Blavatsky, la cual poseía en el dorso una redacción manuscrita. Las fotos postales personales se produjeron con prodigalidad durante la primera mitad de siglo XX. Eran tarjetas postales que en lugar de exhibir un paisaje presentaban un retrato individual o colectivo y en el dorso una diagramación típica para ser receptora de un escrito escueto. Los retratados solían ser personalidades reconocidas del mundo del espectáculo, la cultura, los deportes y la política; o bien, personas o familias comunes quienes se hacían confeccionar sus propias fotos postales en estudios fotográficos que solían colocar de fondo una escenografía prefabricada como columnatas, estatuas, paisajes exóticos, etc. En la Argentina de las primeras décadas del siglo pasado, fueron de uso corriente entre los inmigrantes que enviaban sus retratos, a modo de recuerdo o “souvenir”, a los familiares que quedaron en sus tierras natales; en muchos casos, sin ningún texto de salutación debido al alto nivel de analfabetismo. La tarjeta postal de Madame Blavatsky (Ver Ilustración 3) presenta un retrato muy difundido de la cofundadora de la Sociedad Teosófica con la reproducción de su firma al pie. En el ángulo inferior izquierdo aparece el lugar y el nombre del fabricante: Librería Ars Regia de la ciudad de Milán, Italia. Esta casa editorial y comercial figura en los asientos bibliográficos de importantes catálogos en línea con la indicación de su propietario el Dott. G. [Giuseppe] Sulli-Rao (1869-1935). La editorial milanesa abrió sus puertas en el período 1907-1923. Sus catálogos revelan una preferencia por la edición de autores pertenecientes a la tradición teosófica internacional (Spensley, Besant, Cooper-Oakley, E. Pascal, Blavatsky, Steiner, Lodge, Schleiden, entre otros), como así también por los temas esotéricos (Collezione “Ars Regia”, 2013). Lo más interesante desde la perspectiva del análisis se percibe en el texto localizado en el dorso de la pieza (Ver Ilustración 4). Los fragmentos del escrito copiado pertenecen a la Carta no.134 que se halla en el apéndice de las The Mahatma Letters to A. P. Sinnett. Estas cartas fueron las respuestas de los Mahatmas Morya y Koot Hoomi a las preguntas de Alfred Percy Sinnett, entre 1880 y 1884, compiladas por A. Trevor Barker para una edición de la Theosophical University Press. La transcripción del texto es la siguiente: “There are Dhyan-Chohans [siete espíritus creadores] and "Chohans of Darkness … “………… that as all in this universe is contrast[….]so the light of the Dhyan Chohans and their pure intelligence is contrasted…so the light of the Dhyan Chohans and their pure intelligence is contrasted by the "Ma-Mo Chohans" and their destructive intelligence… “The Dhyan Chohans answer to Buddh, Divine Wisdom and Life in blissful knowledge, and the Ma-mos are the personification in nature of Shiva, Jehovah and other invented monsters with Ignorance at their tail.)” Al pie del manuscrito aparecen las iniciales H.P.B. (Helena Petrovna Blavatsky) – esta carta en especial es una transcripción personal de ella a una respuesta de Morya a Sinnett –, con una indicación del número de página del extracto. También se lee una expresión de gratitud y una fecha (13-2-28). Sobre la base de estos datos es viable intentar ciertas deducciones. Hay que descartar de plano que la postal fuera escrita por Madame Blavatsky (era frecuente que el retratado escribiera sus misivas al dorso de su imagen) dado que ella falleció en 1891 y, como se indicó, la postal está fechada en 1928. Además, la letra no se corresponde con las características grafológicas de la letra de Blavatsky (1925). Existía una afinidad espiritual y una relación personal de compromiso teosófico entre el emisor y el receptor del mensaje. Ambos conocían el sentido de la cita y en qué libro se encontraba (el remitente coloca el número de página, pero omite expresamente el título de la obra). Si hubiese un mensaje oculto o subrepticio entre ambos es imposible saberlo porque se desconoce tanto las identidades personales como las circunstancias en que tuvo origen la carta postal. Se presume que el remitente podría encontrarse de viaje y, por lo tanto, la envió desde un sitio distinto al de residencia del destinatario, pero son sólo suposiciones comunes a cualquier correspondencia de esta naturaleza. El mayor escollo para resolver las incógnitas de esta cadena de fenómenos es que el eslabón perdido que descubre mucho de estos misterios, el sobre de la postal, no se ha hallado. Allí estaban los nombres de ambos, dado que en ninguna parte del texto el remitente da a conocer sus señas personales ni las de su destinatario…No hacían falta.
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Monografías Monografías Biblioteca Histórica QUILES F12 MP15 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Consulta condicionada 020786

Incluido en Huellas en papel Año 2 No 4 (2014) Reg. 28.

Entre los días 3 de diciembre de 2012 y 21 de enero de 2013, con una prórroga posterior, la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid realizó una cautivante exposición denominada “Cápsulas del tiempo: objetos encontrados en los libros”. La muestra estaba constituida por objetos descubiertos en los ejemplares de los fondos históricos de la biblioteca de la Universidad durante el proceso de catalogación según se informa en el tríptico de la exposición, donde se pone de relieve la variedad de los materiales hallados en cuanto a su tipología y morfología. Las piezas fueron meticulosamente clasificadas en diferentes categorías: Dibujos y grabados científicos; La vida en cifras; Jardines en los libros; Eruditos y lectores; Artistas entre páginas; Ex libris, la huella del lector; Poesía cada día; Marcas comerciales y publicidad; Documentos oficiales; A Dios rogando; Naipes y juegos de azar; Balas y letras – libros con heridas de guerra en la Biblioteca Complutense –; Correspondencia, cartas, postales, telegramas; Marcapáginas para no perderse; Tarjetas de visita e invitaciones; Grabados e ilustraciones; Libros de artista, objets trouvés. Estos elementos se podrían reagrupar en cuatro clases, a saber: icónicos, textuales, tridimensionales y mixtos (combinan más de una característica). De todos los formatos, los tridimensionales, o realias en la terminología bibliotecológica, son los más extravagantes y en algunos casos inauditos. Con estas palabras comienza Alford un artículo donde describe los objetos bizarros dejados en los libros: “We may never fully understand what prompts people to leave unusual objects inside books” (Alford, 2008). Además, da testimonio de algunos casos que llegaron a su conocimiento donde los libros fueron albergue de tijeras, dientes de leche, drogas, dinero, una servilleta manchada por el lápiz de labios de la actriz Vanessa Redgrave, hisopos usados, despojos de especies vegetales – hojas o flores – y hasta animales con predominio de una “entomología libresca” (insectos, mariposas, mosquitos, escarabajos, etc.) o parte de ellos (vestigios de pilíferos, uñas y más). A tal punto puede llegar la excentricidad de los propietarios de libros. Los objetos pueden estar sueltos o adosados fijamente, entre las partes del libro. La reacción subsiguiente a la sorpresa del descubrimiento pasa por dilucidar si la posición del objeto es azarosa o responde a una intención manifiesta del propietario o simplemente ha quedado allí por olvido o descuido, lo cual constituye una tarea de “arqueología bibliográfica” de inextricable resolución en el ámbito restringido del descubrimiento. Al igual que la Marginalia, este fenómeno bibliológico amerita una profunda investigación mediante una metodología ad hoc.
La organización técnica, la inspección conservacionista y la investigación bibliográfica del Fondo Quiles, también redundaron en varios de tales hallazgos y se sigue explorando continuamente en busca de estos tesoros escondidos en los volúmenes.
Un objeto de gran valor archivístico se encontró en la obra de Desbarrolles (1801–1886) “Les mysteres de la main” publicada en París por la casa editorial Dentu en 1859. Se trata de una misiva escrita de puño y letra del autor que se halla adosada por medio de cinta adhesiva al dorso de la guarda anterior del ejemplar.
La voluminosa obra de Desbarrolles es uno de los primitivos tratados de Quiromancia. El autor intenta darle un carácter científico a su obra, apoyándose en los estudios del fisionomista Johann Kaspar Lavater (1741-1801), del frenólogo Franz Joseph Gall (1758-1828) y de su antecesor, considerado el fundador de la quiromancia moderna, el capitán del ejército francés Casimir Stanislas D'Arpentigny (1798-1865); aunque no son los únicos tratadistas a los que recurre Desbarrolles en su trabajo. Según Webster (2010), existe asimismo una fuerte influencia de su maestro de Cábala, Eliphas Lévi (Alphonse Louis Constant, 1810-1875), autoridad que, sin ambages, es reconocida por el propio Desbarrolles en el prefacio de su libro. Justamente, una de las críticas que recibió este tratado sobre la lectura de las manos fue que su pretensión de fundamentarse en evidencias científicas pronto pasó a un universo de glosas místicas. No obstante, Desbarrolles, a diferencia de sus antecesores, se focaliza en las líneas de las manos y desarrolla su propio método de interpretación bautizado luego con su apellido.
Volviendo al objeto de interés de esta reseña – la nota manuscrita autógrafa descubierta en el libro – es necesario reflexionar sobre una serie de aspectos o factores asociados, en principio, con su ubicación y su contenido. Su localización no guarda una relación directa con el contenido de la obra ya que, como ya se ha dicho, está sujeta al reverso de la guarda anterior, separada del texto propiamente dicho. Es indudable que fue ubicada allí con posterioridad a la data de recepción de la misma (1865). Esta afirmación se basa en el hecho de que, como ya también se indicó, el manuscrito está unido por medio de cinta adhesiva de tela. Este invento fue desarrollado por el ingeniero Richard Drew hacia mediados de la década de 1920 para los talleres de pintura de automóviles; el mismo fue perfeccionado en 1930 (cinta transparente de celofán) para la compañía 3M, siendo patentado el 25 de mayo de ese mismo año. Por lo tanto, es muy probable que el propietario primitivo la hubiera guardado en cualquier parte del libro y un comprador ulterior, comprendiendo la significación histórica del documento, la haya adherido en un lugar destacado del volumen por medio de la cinta en fecha posterior a 1930.
Sin embargo, lo más elocuente de la misiva, para poder establecer su conexión con la obra, es el contenido (Ver Ilustración 2). La transcripción del texto se ha dificultado sobremanera dado que, como se puede comprobar a primera vista, Desbarrolles no se destacó por su caligrafía; además, abundan en su escritura las ligaduras y la superposición de los trazos de un renglón con el superior y el inferior. Por otra parte, el tenor del escrito, a medida que se descubren algunas de sus palabras, desconcierta al lector que pretende encontrar, como fuera de suponer, alusiones a conceptos vinculados con la temática del libro. Con la asistencia de un especialista en lengua francesa se ha podido llegar a la siguiente copia:
[8?] Février 1865
Cher ami,
Je vous renvois vos affreux
gredins. Dont, j'ai pris un dessin
en attendant que je puisse m'en
procurer la littographie.
Je vous remercie de votre
artistique complaisance et vous
fais aussi que l'initiée une foule
de compliments et amitiés
Votre tout dévoué
Ad. Desparrolles”
Como puede constatarse, la esquela no tiene ninguna relación con la materia de la obra, como ya se ha expresado. Para interpretar o entender su significado es necesario contextualizar su argumento por medio de la biografía del autor. Desbarrolles fue, antes de dedicarse profesionalmente a la quiromancia en los últimos años de su vida, un pintor retratista (Webster, 2010). La misiva hace, pues, referencia al encargo de un cliente anónimo, de acuerdo con la información de que se dispone en esta fuente primaria, a quien Desbarrolles le envía un boceto basado en las indicaciones alegóricas de su pedido: “affreux gredins”. Aprobado el bosquejo el artista procedería a grabarlo por medio de la técnica litográfica muy en boga en la época.
Es factible que el destinatario de la carta tuviera el libro de Desbarrolles y lo hubiese utilizado como “contenedor” o “archivador” del documento, pasando más tarde, como se indicó más arriba, a la ubicación actual; si bien, en este punto, ya se entra en el terreno escabroso de las conjeturas.
Otro objeto de valor archivístico fue hallado en la obra capital de Helena P. Blavatsky, “The secret doctrine” (véase el registro no. 56 del catálogo impreso de este ejemplar de la revista), una foto postal de Madame Blavatsky, la cual poseía en el dorso una redacción manuscrita.
Las fotos postales personales se produjeron con prodigalidad durante la primera mitad de siglo XX. Eran tarjetas postales que en lugar de exhibir un paisaje presentaban un retrato individual o colectivo y en el dorso una diagramación típica para ser receptora de un escrito escueto. Los retratados solían ser personalidades reconocidas del mundo del espectáculo, la cultura, los deportes y la política; o bien, personas o familias comunes quienes se hacían confeccionar sus propias fotos postales en estudios fotográficos que solían colocar de fondo una escenografía prefabricada como columnatas, estatuas, paisajes exóticos, etc. En la Argentina de las primeras décadas del siglo pasado, fueron de uso corriente entre los inmigrantes que enviaban sus retratos, a modo de recuerdo o “souvenir”, a los familiares que quedaron en sus tierras natales; en muchos casos, sin ningún texto de salutación debido al alto nivel de analfabetismo.
La tarjeta postal de Madame Blavatsky (Ver Ilustración 3) presenta un retrato muy difundido de la cofundadora de la Sociedad Teosófica con la reproducción de su firma al pie. En el ángulo inferior izquierdo aparece el lugar y el nombre del fabricante: Librería Ars Regia de la ciudad de Milán, Italia. Esta casa editorial y comercial figura en los asientos bibliográficos de importantes catálogos en línea con la indicación de su propietario el Dott. G. [Giuseppe] Sulli-Rao (1869-1935). La editorial milanesa abrió sus puertas en el período 1907-1923. Sus catálogos revelan una preferencia por la edición de autores pertenecientes a la tradición teosófica internacional (Spensley, Besant, Cooper-Oakley, E. Pascal, Blavatsky, Steiner, Lodge, Schleiden, entre otros), como así también por los temas esotéricos (Collezione “Ars Regia”, 2013).
Lo más interesante desde la perspectiva del análisis se percibe en el texto localizado en el dorso de la pieza (Ver Ilustración 4). Los fragmentos del escrito copiado pertenecen a la Carta no.134 que se halla en el apéndice de las The Mahatma Letters to A. P. Sinnett. Estas cartas fueron las respuestas de los Mahatmas Morya y Koot Hoomi a las preguntas de Alfred Percy Sinnett, entre 1880 y 1884, compiladas por A. Trevor Barker para una edición de la Theosophical University Press.
La transcripción del texto es la siguiente:
“There are Dhyan-Chohans [siete espíritus creadores] and "Chohans of Darkness …
“………… that as all in this universe is contrast[….]so the light of the Dhyan Chohans and their pure intelligence is contrasted…so the light of the Dhyan Chohans and their pure intelligence is contrasted by the "Ma-Mo Chohans" and their destructive intelligence…
“The Dhyan Chohans answer to Buddh, Divine Wisdom and Life in blissful knowledge, and the Ma-mos are the personification in nature of Shiva, Jehovah and other invented monsters with Ignorance at their tail.)”
Al pie del manuscrito aparecen las iniciales H.P.B. (Helena Petrovna Blavatsky) – esta carta en especial es una transcripción personal de ella a una respuesta de Morya a Sinnett –, con una indicación del número de página del extracto. También se lee una expresión de gratitud y una fecha (13-2-28). Sobre la base de estos datos es viable intentar ciertas deducciones. Hay que descartar de plano que la postal fuera escrita por Madame Blavatsky (era frecuente que el retratado escribiera sus misivas al dorso de su imagen) dado que ella falleció en 1891 y, como se indicó, la postal está fechada en 1928. Además, la letra no se corresponde con las características grafológicas de la letra de Blavatsky (1925). Existía una afinidad espiritual y una relación personal de compromiso teosófico entre el emisor y el receptor del mensaje. Ambos conocían el sentido de la cita y en qué libro se encontraba (el remitente coloca el número de página, pero omite expresamente el título de la obra). Si hubiese un mensaje oculto o subrepticio entre ambos es imposible saberlo porque se desconoce tanto las identidades personales como las circunstancias en que tuvo origen la carta postal. Se presume que el remitente podría encontrarse de viaje y, por lo tanto, la envió desde un sitio distinto al de residencia del destinatario, pero son sólo suposiciones comunes a cualquier correspondencia de esta naturaleza. El mayor escollo para resolver las incógnitas de esta cadena de fenómenos es que el eslabón perdido que descubre mucho de estos misterios, el sobre de la postal, no se ha hallado. Allí estaban los nombres de ambos, dado que en ninguna parte del texto el remitente da a conocer sus señas personales ni las de su destinatario…No hacían falta.


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