Israël vengé : ou exposition naturelle des prophéties hébraïque que les Chrétiens appliquent à Jésus, leur prétendu Messie / par Isaac Orobio

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Londres : [s.n.], 1770Descripción: 243 p. ; 8º (16 cm.)Tema(s): Revisión: Esta edición en lengua francesa es una publicación intrigante por la atmósfera de misterio que envuelve tanto a las personalidades asociadas a ella como a las circunstancias en las que fue editada. Lo primero es el autor, Isaac Orobio de Castro (Braganza, 1620-Ámsterdam, 1687); puntualmente, resalta por su vida, su obra y sus polémicas religiosas. Lo segundo, la obra, que el autor escribió en español, nunca publicó en su totalidad y fue editada casi un siglo después de su muerte traducida al francés con un lugar de publicación falso [1] y un editor que no se da a conocer. El autor, cuyo nombre de natalicio era Balthasar Alvares Orobio de Castro, se trasladó con su familia a España donde estudió Filosofía, Medicina y Teología en las universidades de Osuna y Alcalá de Henares. Fue arrestado por la Inquisición y juzgado por el cargo de “Judaizante” en la Ciudad de Cádiz, ocasión en la que recibió todo tipo de torturas y humillaciones hasta ser liberado. Luego viajó a Francia, allí enseñó medicina en la Universidad de Toulouse hasta su emigración definitiva en 1662 a la ciudad de Ámsterdam, donde finalmente pudo convertirse al judaísmo – bajo el nombre de Isaac Orobio de Castro – y ejercer plenamente sus convicciones religiosas. Este apretado resumen de la vida de Isaac Orobio puede ampliarse con la biografía más citada del pensador judío escrita por Kaplan (1990). Establecido en Holanda Orobio debatió sobre temas teológicos con los pensadores cristianos de la época como Alonso de Zepeda (Díaz Esteban, 2001). Asimismo, se enfrentó con eruditos judíos no conformistas o reformistas (Uriel da Costa, Baruch de Spinoza y Juan de Prado), defendiendo la ortodoxia judía en el seno de la efervescente intelectualidad de la comunidad hebrea de Ámsterdam del siglo XVII (Popkin, 1990). Se hace notar que “Israel vengé” posee un título alternativo, utilizando la terminología catalográfica correcta, que denota el carácter polémico del debate religioso y deja en claro la negación del carácter mesiánico de Cristo: “Ou exposition naturelle des prophéties hébraïques que les Chrétiens appliquent à Jésus, leur prétendu Messie”. Inmediatamente a continuación de la portada se encuentra una advertencia del editor – “Avis de l’editeur” –, contiene información muy valiosa para indagar con cierto detenimiento. Cabe recalcar que dicho editor es ignoto, su nombre no se menciona en ningún lugar del volumen, lo cual evidencia una marcada voluntad de mantenerse en el anonimato. En el primer párrafo de este prolegómeno se manifiesta que el autor escribió el texto en su lengua vernácula, haciendo referencia al español (si bien Orobio de Castro era de origen portugués recibió educación superior en España) y luego indica que fue traducida al francés por un judío apellidado Henriquez. Da, pues, toda la impresión que también el traductor prefería permanecer desconocido. Esto se deduce del hecho de que el apellido “Henriquez o Enriquez” era muy común entre los marranos de España, Portugal, Ámsterdam, Londres, Jamaica, Surinam, Barbados, New York, entre otros (Jewish Encyclopedia, 2011). Por si esto fuera poco, se solía usar combinado con otros apellidos de origen español. Es como decir un tal Henriquez o un tal Pérez en nuestros países latinoamericanos. Es factible presuponer que el “juif appellé Henriquez” podría residir en el mismo sitio de publicación del libro y tratarse de un erudito políglota. Hacia fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, la “Jewish Encyclopedia” registra a tres personalidades con las características antedichas: Aaron Mendes Enriquez, un médico, como Orobio, que vivía en Ámsterdam hacia 1680; Abraham Baruch Enriquez, literato miembro de la “Academy of Poets” y amigo del poeta español Abraham Gómez Silveyra; por último, Abraham Nuñez Henriquez, administrador de una institución caritativa denominada “Abi Yetomim” (Jewish encyclopedia, 2011). Pese a las posibles coincidencias, ninguno de ellos sería el “judío Henriquez” sino que se atribuye la paternidad de la traducción al escritor e historiador granadino Francisco Henríquez de Jorquera (1594-1646?) (OCLC, 2010). Un tercer personaje de identidad reservada asoma hacia el final del primer párrafo de la susodicha advertencia del editor: “…à la priere d’un homme de Lettres résidant en Hollande: celui-ci paroît avoir retouché ou corrigé la traduction.” (“Avis de l’editeur”, in fine). ¿A pedido de qué “hombre de letras” se publicó esta obra, quien a su vez la retocó o corrigió?. En este caso, las investigaciones históricas y bibliográficas revelaron de quién se trataba y con qué objetivo compiló y adaptó diversos textos de Orobio contra el cristianismo. El primer indicio se halla en el ejemplar mismo. En el dorso de la guarda anterior uno de los propietarios escribió en lápiz y entre paréntesis lo siguiente: “(D. Holbach)”. La sospecha recaía sobre el Barón d’ Holbach (Paul Henri Thiry, nombre de nacimiento Paul Heinrich Dietrich von Holbach, 1723-1789), lo cual se confirmó por medio del registro bibliográfico completo (Notice complète) del Israel vengé del catálogo “Gallica: bibliothèque numérique”. El Barón de Holbach residió, efectivamente, en Holanda, pues estudió en la Universidad de Leiden hasta 1749. Formó parte de los “filósofos” de la ilustración revolucionaria francesa, amigo de Diderot, con quien colaboró en centenares de artículos para la “Enciclopédie” sobre temáticas físico-químicas. Darnton (1998) asevera, en su ensayo sobre el archivo del inspector D’Hémery, que el 17% de los autores identificados por el policía, dentro de la denominada “República de las Letras” del Antiguo Régimen de mediados del siglo XVIII en París, eran nobles. Entre ellos seguramente podría figurar, por sus rasgos personales, el Barón Holbach. Resulta sugestivo que gran parte de su notoriedad se debió a sus sofisticadas tertulias y cenas concurridas por intelectuales franceses y extranjeros notables: “…and he has been ironically called ‘le maitre d'hôtel des philosophes’ an account of the excellent dinners which his great wealth allowed him to offer his friends” (Schinz, 1929, p. 500). La publicación de “Israel vengé” se produjo el mismo año – 1770 – que la obra principal del barón “Système de la nature ou des loix du monde physique & du monde moral”. Holbach fue célebre en su época por su exacerbado ateísmo y sus escritos detractores de la religión. Un trabajo de Sutcliffe analiza el uso que la Ilustración Francesa hizo de los escritos de Orobio y, en particular, apunta a la adaptación o, mejor aún, la reconstrucción del texto de “Israel vengé” por parte del Barón de Holbach: “…The overwhelming majority of this text was in fact drawn from the earlier clandestine manuscript translations. The first section of Israel Vengé is largely taken from a manuscript titled La Divinité du Jésus-Christ détruite, itself a free translation from an essay by Orobio on the 53rd chapter of Isaiah (which in turn was largely based on a section on this topic in his Prevenciones). The second and final section, meanwhile, is simply a printing, under the same title, of the Dissertation sur le Messie. Holbach’s text carefully follows the rationalist logic of Orobio’s critique of the Trinity and his exposure of the contradictions he sees as besetting this doctrine.” (Sutcliffe, 2009, p. 161). Según Sutcliffe, Holbach lleva a cabo una “resignificación” tendenciosa de la argumentación de Orobio para adaptarla a su activismo ateo anticristiano y ridiculizar, al mismo tiempo, la fidelidad bíblica del pensador judío. Yendo aún más allá, afirma que el uso de los argumentos de Orobio por parte de la Ilustración Francesa no implicaba, de ninguna manera, la admiración ni la aceptación de los mismos (Sutcliffe, 2009). Este pequeño libro – octavo regular – posee una fisonomía que concuerda con los perfiles editoriales del rococó nórdico de gusto francés de la segunda mitad del siglo XVIII indicados por Svend Dahl, a pesar de que este autor se ciñe a la imprenta danesa en particular: viñetas dispersas en el interior del libro (suele haber también una viñeta de portada), elementos ornamentales de pobre calidad (iniciales, viñetas, rosetas), encuadernación de tapa dura, los cantos coloreados de rojo o azul oscuro con frecuencia salpicados con manchas y las guardas de colores llamativos, “frecuentemente jaspeadas con dibujos vivos, veteados o en espiral...” (Dahl, 1991, p. 204). Nuestra pieza bibliográfica comparte muchas de esas cualidades; sobre todo, las modestas viñetas al comienzo de los capítulos y las guardas coloreadas con tonos morados contrastantes que imitan al jaspe. No obstante, se encuentran matices propios: los cortes decorados con motas de un añil intenso, el detalle del señalador incorporado [2], consistente en una cinta fina carmesí, ya descolorida y medio desgarrada, que pende entre las páginas del libro desde el capitel superior. La encuadernación es simple, posee apenas un recuadro de tres líneas en ambas tapas marrones marmoladas; en contraste, el lomo muestra en lugar de los nervios ausentes un delgado ribete, dividiendo al mismo en falsos entrenervios (también llamados casillas o paneles), todos éstos exhiben una cuidada decoración estampada en dorado. El motivo que se repite es la estrella de ocho puntas radiada en el centro con diminutas figuras vegetales en los cuatro ángulos de la casilla. En el segundo panel se halla el tejuelo con el título, mientras el último se compone con la imagen de una avecilla en la base, bajo un arco de ramas y hojas. Sin duda, el componente más importante en esta composición es el ex libris ubicado en el ángulo superior izquierdo de la contratapa anterior. Pertenece a la biblioteca personal de René Amédée Choppin de Villy. Su ex libris está citado en los principales catálogos internacionales; empero, no existe suficiente información del propietario. Por algunas pesquisas realizadas a propósito de su identificación se recuperaron datos escasos. Por ejemplo, se ha cotejado que trabajó en la Banque de France en cuyos registros se indican las fechas de su nacimiento (1 de octubre de 1806) y de su ingreso a la Institución (15 de julio de 1833). En la iconografía del ex libris (Ver Ilustración 1), llama poderosamente la atención la coincidencia de sus elementos simbólicos con los de la “Ordre de l’Etoile” creada por el rey Juan II de Francia (su ceremonia inicial fue el 6 de enero de 1352). Comenzando por la filacteria desplegada por encima del escudo en la que se inscribe la locución latina que servía de lema a la citada orden militar: "Monstrant regibus astra viam" ("Los astros muestran el camino a los reyes") en alusión a la estrella de Belén. Otros de los símbolos compartidos son la corona (aunque difieren en el diseño), el collar de tres cadenas enlazadas por rosas y la estrella que cuelga del extremo inferior de él. Una curiosidad: una de las normas que se establecía en los estatutos originales de la Orden de la Estrella, era que para evaluar el ingreso de los caballeros postulantes, sólo se tendría en cuenta su valor en el campo de batalla, no en los torneos y que nunca darían la espalda al enemigo, no podían batirse en retirada. Roger Chartier enfatiza la incidencia que tuvo la edición francesa del libro fuera de Francia en las postrimerías del Antiguo Régimen, porque impresores franceses encontraron refugio en otros países a causa de las persecuciones por su fe transformada, porque permitió la publicación de importantes cantidades de libros censurados por el poder absolutista debido a sus ideales sociales y culturales transgresores que socavaban los fundamentos del reino, obras carentes de permiso de impresión publicadas con direcciones falsas (Chartier, 1993). Por lo expuesto, se puede colegir que el libro reseñado ostenta muchas, por no decir casi todas, de las peculiaridades enumeradas más arriba, por lo que no puede dejar de ser considerado como un documento de incalculable valor para una investigación histórica del libro y la lectura en la modernidad y, por qué no, revalorizarlo como una fuente primaria especial que trasluce parte de las ideas que condujeron al advenimiento de uno de los hitos más significativos de la historia de occidente: la Revolución Francesa.
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Monografías Monografías Biblioteca Histórica QUILES F1-CU17 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Consulta condicionada Colección Quiles. 020771

Incluido en Huellas en papel Año 2 No 4 (2014) Reg. 1.

Esta edición en lengua francesa es una publicación intrigante por la atmósfera de misterio que envuelve tanto a las personalidades asociadas a ella como a las circunstancias en las que fue editada. Lo primero es el autor, Isaac Orobio de Castro (Braganza, 1620-Ámsterdam, 1687); puntualmente, resalta por su vida, su obra y sus polémicas religiosas. Lo segundo, la obra, que el autor escribió en español, nunca publicó en su totalidad y fue editada casi un siglo después de su muerte traducida al francés con un lugar de publicación falso [1] y un editor que no se da a conocer. El autor, cuyo nombre de natalicio era Balthasar Alvares Orobio de Castro, se trasladó con su familia a España donde estudió Filosofía, Medicina y Teología en las universidades de Osuna y Alcalá de Henares. Fue arrestado por la Inquisición y juzgado por el cargo de “Judaizante” en la Ciudad de Cádiz, ocasión en la que recibió todo tipo de torturas y humillaciones hasta ser liberado. Luego viajó a Francia, allí enseñó medicina en la Universidad de Toulouse hasta su emigración definitiva en 1662 a la ciudad de Ámsterdam, donde finalmente pudo convertirse al judaísmo – bajo el nombre de Isaac Orobio de Castro – y ejercer plenamente sus convicciones religiosas. Este apretado resumen de la vida de Isaac Orobio puede ampliarse con la biografía más citada del pensador judío escrita por Kaplan (1990). Establecido en Holanda Orobio debatió sobre temas teológicos con los pensadores cristianos de la época como Alonso de Zepeda (Díaz Esteban, 2001). Asimismo, se enfrentó con eruditos judíos no conformistas o reformistas (Uriel da Costa, Baruch de Spinoza y Juan de Prado), defendiendo la ortodoxia judía en el seno de la efervescente intelectualidad de la comunidad hebrea de Ámsterdam del siglo XVII (Popkin, 1990). Se hace notar que “Israel vengé” posee un título alternativo, utilizando la terminología catalográfica correcta, que denota el carácter polémico del debate religioso y deja en claro la negación del carácter mesiánico de Cristo: “Ou exposition naturelle des prophéties hébraïques que les Chrétiens appliquent à Jésus, leur prétendu Messie”.
Inmediatamente a continuación de la portada se encuentra una advertencia del editor – “Avis de l’editeur” –, contiene información muy valiosa para indagar con cierto detenimiento. Cabe recalcar que dicho editor es ignoto, su nombre no se menciona en ningún lugar del volumen, lo cual evidencia una marcada voluntad de mantenerse en el anonimato. En el primer párrafo de este prolegómeno se manifiesta que el autor escribió el texto en su lengua vernácula, haciendo referencia al español (si bien Orobio de Castro era de origen portugués recibió educación superior en España) y luego indica que fue traducida al francés por un judío apellidado Henriquez. Da, pues, toda la impresión que también el traductor prefería permanecer desconocido. Esto se deduce del hecho de que el apellido “Henriquez o Enriquez” era muy común entre los marranos de España, Portugal, Ámsterdam, Londres, Jamaica, Surinam, Barbados, New York, entre otros (Jewish Encyclopedia, 2011). Por si esto fuera poco, se solía usar combinado con otros apellidos de origen español. Es como decir un tal Henriquez o un tal Pérez en nuestros países latinoamericanos. Es factible presuponer que el “juif appellé Henriquez” podría residir en el mismo sitio de publicación del libro y tratarse de un erudito políglota. Hacia fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, la “Jewish Encyclopedia” registra a tres personalidades con las características antedichas: Aaron Mendes Enriquez, un médico, como Orobio, que vivía en Ámsterdam hacia 1680; Abraham Baruch Enriquez, literato miembro de la “Academy of Poets” y amigo del poeta español Abraham Gómez Silveyra; por último, Abraham Nuñez Henriquez, administrador de una institución caritativa denominada “Abi Yetomim” (Jewish encyclopedia, 2011). Pese a las posibles coincidencias, ninguno de ellos sería el “judío Henriquez” sino que se atribuye la paternidad de la traducción al escritor e historiador granadino Francisco Henríquez de Jorquera (1594-1646?) (OCLC, 2010).
Un tercer personaje de identidad reservada asoma hacia el final del primer párrafo de la susodicha advertencia del editor: “…à la priere d’un homme de Lettres résidant en Hollande: celui-ci paroît avoir retouché ou corrigé la traduction.” (“Avis de l’editeur”, in fine). ¿A pedido de qué “hombre de letras” se publicó esta obra, quien a su vez la retocó o corrigió?. En este caso, las investigaciones históricas y bibliográficas revelaron de quién se trataba y con qué objetivo compiló y adaptó diversos textos de Orobio contra el cristianismo. El primer indicio se halla en el ejemplar mismo. En el dorso de la guarda anterior uno de los propietarios escribió en lápiz y entre paréntesis lo siguiente: “(D. Holbach)”. La sospecha recaía sobre el Barón d’ Holbach (Paul Henri Thiry, nombre de nacimiento Paul Heinrich Dietrich von Holbach, 1723-1789), lo cual se confirmó por medio del registro bibliográfico completo (Notice complète) del Israel vengé del catálogo “Gallica: bibliothèque numérique”. El Barón de Holbach residió, efectivamente, en Holanda, pues estudió en la Universidad de Leiden hasta 1749. Formó parte de los “filósofos” de la ilustración revolucionaria francesa, amigo de Diderot, con quien colaboró en centenares de artículos para la “Enciclopédie” sobre temáticas físico-químicas. Darnton (1998) asevera, en su ensayo sobre el archivo del inspector D’Hémery, que el 17% de los autores identificados por el policía, dentro de la denominada “República de las Letras” del Antiguo Régimen de mediados del siglo XVIII en París, eran nobles. Entre ellos seguramente podría figurar, por sus rasgos personales, el Barón Holbach. Resulta sugestivo que gran parte de su notoriedad se debió a sus sofisticadas tertulias y cenas concurridas por intelectuales franceses y extranjeros notables: “…and he has been ironically called ‘le maitre d'hôtel des philosophes’ an account of the excellent dinners which his great wealth allowed him to offer his friends” (Schinz, 1929, p. 500). La publicación de “Israel vengé” se produjo el mismo año – 1770 – que la obra principal del barón “Système de la nature ou des loix du monde physique & du monde moral”. Holbach fue célebre en su época por su exacerbado ateísmo y sus escritos detractores de la religión. Un trabajo de Sutcliffe analiza el uso que la Ilustración Francesa hizo de los escritos de Orobio y, en particular, apunta a la adaptación o, mejor aún, la reconstrucción del texto de “Israel vengé” por parte del Barón de Holbach: “…The overwhelming majority of this text was in fact drawn from the earlier clandestine manuscript translations. The first section of Israel Vengé is largely taken from a manuscript titled La Divinité du Jésus-Christ détruite, itself a free translation from an essay by Orobio on the 53rd chapter of Isaiah (which in turn was largely based on a section on this topic in his Prevenciones). The second and final section, meanwhile, is simply a printing, under the same title, of the Dissertation sur le Messie. Holbach’s text carefully follows the rationalist logic of Orobio’s critique of the Trinity and his exposure of the contradictions he sees as besetting this doctrine.” (Sutcliffe, 2009, p. 161). Según Sutcliffe, Holbach lleva a cabo una “resignificación” tendenciosa de la argumentación de Orobio para adaptarla a su activismo ateo anticristiano y ridiculizar, al mismo tiempo, la fidelidad bíblica del pensador judío. Yendo aún más allá, afirma que el uso de los argumentos de Orobio por parte de la Ilustración Francesa no implicaba, de ninguna manera, la admiración ni la aceptación de los mismos (Sutcliffe, 2009).
Este pequeño libro – octavo regular – posee una fisonomía que concuerda con los perfiles editoriales del rococó nórdico de gusto francés de la segunda mitad del siglo XVIII indicados por Svend Dahl, a pesar de que este autor se ciñe a la imprenta danesa en particular: viñetas dispersas en el interior del libro (suele haber también una viñeta de portada), elementos ornamentales de pobre calidad (iniciales, viñetas, rosetas), encuadernación de tapa dura, los cantos coloreados de rojo o azul oscuro con frecuencia salpicados con manchas y las guardas de colores llamativos, “frecuentemente jaspeadas con dibujos vivos, veteados o en espiral...” (Dahl, 1991, p. 204). Nuestra pieza bibliográfica comparte muchas de esas cualidades; sobre todo, las modestas viñetas al comienzo de los capítulos y las guardas coloreadas con tonos morados contrastantes que imitan al jaspe. No obstante, se encuentran matices propios: los cortes decorados con motas de un añil intenso, el detalle del señalador incorporado [2], consistente en una cinta fina carmesí, ya descolorida y medio desgarrada, que pende entre las páginas del libro desde el capitel superior. La encuadernación es simple, posee apenas un recuadro de tres líneas en ambas tapas marrones marmoladas; en contraste, el lomo muestra en lugar de los nervios ausentes un delgado ribete, dividiendo al mismo en falsos entrenervios (también llamados casillas o paneles), todos éstos exhiben una cuidada decoración estampada en dorado. El motivo que se repite es la estrella de ocho puntas radiada en el centro con diminutas figuras vegetales en los cuatro ángulos de la casilla. En el segundo panel se halla el tejuelo con el título, mientras el último se compone con la imagen de una avecilla en la base, bajo un arco de ramas y hojas. Sin duda, el componente más importante en esta composición es el ex libris ubicado en el ángulo superior izquierdo de la contratapa anterior. Pertenece a la biblioteca personal de René Amédée Choppin de Villy. Su ex libris está citado en los principales catálogos internacionales; empero, no existe suficiente información del propietario. Por algunas pesquisas realizadas a propósito de su identificación se recuperaron datos escasos. Por ejemplo, se ha cotejado que trabajó en la Banque de France en cuyos registros se indican las fechas de su nacimiento (1 de octubre de 1806) y de su ingreso a la Institución (15 de julio de 1833).
En la iconografía del ex libris (Ver Ilustración 1), llama poderosamente la atención la coincidencia de sus elementos simbólicos con los de la “Ordre de l’Etoile” creada por el rey Juan II de Francia (su ceremonia inicial fue el 6 de enero de 1352). Comenzando por la filacteria desplegada por encima del escudo en la que se inscribe la locución latina que servía de lema a la citada orden militar: "Monstrant regibus astra viam" ("Los astros muestran el camino a los reyes") en alusión a la estrella de Belén. Otros de los símbolos compartidos son la corona (aunque difieren en el diseño), el collar de tres cadenas enlazadas por rosas y la estrella que cuelga del extremo inferior de él. Una curiosidad: una de las normas que se establecía en los estatutos originales de la Orden de la Estrella, era que para evaluar el ingreso de los caballeros postulantes, sólo se tendría en cuenta su valor en el campo de batalla, no en los torneos y que nunca darían la espalda al enemigo, no podían batirse en retirada.
Roger Chartier enfatiza la incidencia que tuvo la edición francesa del libro fuera de Francia en las postrimerías del Antiguo Régimen, porque impresores franceses encontraron refugio en otros países a causa de las persecuciones por su fe transformada, porque permitió la publicación de importantes cantidades de libros censurados por el poder absolutista debido a sus ideales sociales y culturales transgresores que socavaban los fundamentos del reino, obras carentes de permiso de impresión publicadas con direcciones falsas (Chartier, 1993). Por lo expuesto, se puede colegir que el libro reseñado ostenta muchas, por no decir casi todas, de las peculiaridades enumeradas más arriba, por lo que no puede dejar de ser considerado como un documento de incalculable valor para una investigación histórica del libro y la lectura en la modernidad y, por qué no, revalorizarlo como una fuente primaria especial que trasluce parte de las ideas que condujeron al advenimiento de uno de los hitos más significativos de la historia de occidente: la Revolución Francesa.


Universidad del Salvador - Buenos Aires - Argentina