El buda viviente : una biografía interpretativa / Daisaku Ikeda

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Buenos Aires: Emecé, 1982Descripción: 195 pTema(s): Resumen: Toda obra que tenga como fin aportar nuevos conocimientos especialmente referidos a culturas no muy conocidas, ni afines a la nuestra, como es el caso del budismo, siempre son bienvenidas. Y eso es lo que se propone el autor al tratar de servir “de puente entre Oriente y Occidente”. Daisaku Ikeda es el Presidente honorario de la Soka Gakkai, importante organización laica eraizada en el budismo japonés. Conjuntamente con Arnold Toynbee son autores de “Escoge la vida”. En la presente obra va a tratar de mostrarnos a Buda, su pensamiento y legado. Coincidimos con el autor en que los indios nunca fueron muy afectos a dejar constancia cronológica de sus hechos históricos y tal vez por eso contribuya a que, conocer su pasado se haga un trabajo dificultoso, pero en general los estudiosos con diferencias de algunos años pueden datar los acontecimientos. Tal es el caso de la fecha de nacimiento de Buda que generalmente se la ubica alrededor de la mitad del Siglo VI a.c. Hace notar Ikeda que la figura que va a presentar de Buda tiene un enfoque netamente subjetivo, dadas las escasas fuentes en que se encuentran datos biográficos, lo que hace “necesario que el autor ejercite su imaginación en considerable medida” p. 10. Debido a esta característica de la obra tituló al original japonés Watakushi no Shakyamun o sea “Mi visión de Shakyamuni” y el subtítulo de la edición inglesa “An interpretative Biography”. Sin lugar a dudas la vida de Buda se encuentra impregnada por el polvillo dorado de la leyenda como podemos verla en el Lalitavistara del cánon sánscrito y el Buddhavamsa del cánon pali, en los cuales hechos fabulosos totalmente ajenos a la realidad son narrados con el fin de hacer más grandiosa la vida del Iluminado. Pero es necesario hacer notar que algunas conclusiones a que llega el autor corren expresamente por su cuenta y riesgo. Por ejemplo al analizar la vocación de Shakyamuni expresa: “estaba profundamente influido por su temperamento introspectivo y por la desafortunada situación social y política de la tribu Shakyas”, también advierte, “ya nos hemos referido a la situación política imperante en la India septentrional de la época y dijimos que el estado de Shakya se encontraba constantemente amenazado por poderosos vecinos, especialmente el reino de Magadha. Uno de los motivos que movió a Shakyamuni a renunciar al mundo fue su convicción de que no podría salvar a su pueblo de su menguante suerte…”. Continua el autor haciendo un sucinto relato de los seis maestros del error, que ayuda a configurar un panorama que marca los distintos pensamientos que estaban vigentes en la época de Buda. Es necesario puntualizar una equivocación muy notoria por parte de Ikeda al confundir al rey Bimbisara con el emperador maurya Bindusara, denominado Amitócrates entre los griegos y que sucede a su padre Chandragupta en el año 297 a.C. Dice así el texto que estamos analizando, ‘De los grandes reinos’ el Koshala, gobernado por el rey Pasendi, y el de Magadha, gobernado por el rey Bimbisara, eran los más importantes. Especialmente el último, gracias a la sabiduría y habilidad política del rey Bimbisara, terminó por absorber los reinos de Koshala y de Vajii y fundar la dinastía imperial conocida los maurya. El tercer gobernante de esta dinastía fue el famoso emperador Ashoka, quien en el siglo III a.C. logró reunir bajo su gobierno todo el continente Indio, salvo el extremo meridional” pág. 24. Es verdad que el primer rey importante de Magadha fue Bimbisara que vivió alrededor de la segunda mitad del siglo VI a.C. lo cual hace imposible que se lo confunda con Bindusara, padre de Ashoka. Por otra parte según la tradición se supone que Bimbisara fue un gran devoto de Buda y que llegó a conocerlo. Si todo esto sucede durante la vida del Iluminado, mal pueden darse estos hechos en la época del segundo rey de maurya. También debemos aclarar que el primer emperador de la dinastía ya nombrada, fue Chandragupta. Otro tema que dentro de la filosofía budista es tratado por el autor bajo un enfoque personal es el problema del no-yo, tal vez el más difícil de comprender y aprehender a nuestras mentes occidentales. Por ejemplo, en la página 165 dice: “De ahí ocurra lo que ocurra, uno nunca deber perder de vista su propia identidad”, y en la página 170 y 171 “Cuando un yo así queda firmemente establecido, entonces uno de los objetivos fundamentales del budismo ha sido realizado y uno está libre de dedicar el resto de su tiempo a salvar a los demás y predicar la Ley”. “La Ley no existe fuera del yo”. “Mientras otras religiones admiten un Absoluto como existiendo fuera del yo, el budismo no”. Continuando con la problemática del yo seguimos leyendo en la misma página: “En otras palabras uno transforma el yo presente y cambiante en el yo tal como debería ser, el yo que está en perfecta armonía con la Ley”. Si bien el budismo no se caracteriza por ser dogmático podemos afirmar que la teoría del no-yo (anâtman), lo es. El hombre no tiene un alma que sea centro permanente de su personalidad, se cree que el espíritu es sólo una ilusión y ésta es la doctrina central del budismo. No dejamos de reconocer que aparecieron sectas que afirmaron el yo con algunas limitaciones, tal es el caso de los pugdalistas dentro de la escuela Hinayâna, pero fueron tratados como heréticos por las otras sectas. O sea que esta teoría no prosperó. Algunos autores también han visto el no-yo como una contraposición al verdadero yo, apreciaciones que mucho respetamos pero que no cambian este principio dentro de la ortodoxia budista. O sea que se podría hablar de un yo real opuesto a un yo ilusorio. El libro es ameno, de fácil lectura y también desarrolla temas como la Iluminación, el crecimiento de la Orden y el Nirvana que son desarrollados en sendos capítulos. El libro consta de ocho, y de un glosario. En una nota suplementaria muy resumida enumera los diez estados de la existencia. Es una obra de divulgación en la cual el autor expresa algunas doctrinas y conceptos desde una óptica personal. El juego de su imaginación lo ejercita en la configuración de Buda según el mismo confiesa. Reseña elaborada por: Liliana García Daris. Publicada en: Oriente-Occidente v. 3, no. 1 (1982).
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Trad. de Alberto Luis Bixio

Toda obra que tenga como fin aportar nuevos conocimientos especialmente referidos a culturas no muy conocidas, ni afines a la nuestra, como es el caso del budismo, siempre son bienvenidas. Y eso es lo que se propone el autor al tratar de servir “de puente entre Oriente y Occidente”.
Daisaku Ikeda es el Presidente honorario de la Soka Gakkai, importante organización laica eraizada en el budismo japonés. Conjuntamente con Arnold Toynbee son autores de “Escoge la vida”.
En la presente obra va a tratar de mostrarnos a Buda, su pensamiento y legado.
Coincidimos con el autor en que los indios nunca fueron muy afectos a dejar constancia cronológica de sus hechos históricos y tal vez por eso contribuya a que, conocer su pasado se haga un trabajo dificultoso, pero en general los estudiosos con diferencias de algunos años pueden datar los acontecimientos. Tal es el caso de la fecha de nacimiento de Buda que generalmente se la ubica alrededor de la mitad del Siglo VI a.c.
Hace notar Ikeda que la figura que va a presentar de Buda tiene un enfoque netamente subjetivo, dadas las escasas fuentes en que se encuentran datos biográficos, lo que hace “necesario que el autor ejercite su imaginación en considerable medida” p. 10. Debido a esta característica de la obra tituló al original japonés Watakushi no Shakyamun o sea “Mi visión de Shakyamuni” y el subtítulo de la edición inglesa “An interpretative Biography”.
Sin lugar a dudas la vida de Buda se encuentra impregnada por el polvillo dorado de la leyenda como podemos verla en el Lalitavistara del cánon sánscrito y el Buddhavamsa del cánon pali, en los cuales hechos fabulosos totalmente ajenos a la realidad son narrados con el fin de hacer más grandiosa la vida del Iluminado. Pero es necesario hacer notar que algunas conclusiones a que llega el autor corren expresamente por su cuenta y riesgo. Por ejemplo al analizar la vocación de Shakyamuni expresa: “estaba profundamente influido por su temperamento introspectivo y por la desafortunada situación social y política de la tribu Shakyas”, también advierte, “ya nos hemos referido a la situación política imperante en la India septentrional de la época y dijimos que el estado de Shakya se encontraba constantemente amenazado por poderosos vecinos, especialmente el reino de Magadha. Uno de los motivos que movió a Shakyamuni a renunciar al mundo fue su convicción de que no podría salvar a su pueblo de su menguante suerte…”.
Continua el autor haciendo un sucinto relato de los seis maestros del error, que ayuda a configurar un panorama que marca los distintos pensamientos que estaban vigentes en la época de Buda.
Es necesario puntualizar una equivocación muy notoria por parte de Ikeda al confundir al rey Bimbisara con el emperador maurya Bindusara, denominado Amitócrates entre los griegos y que sucede a su padre Chandragupta en el año 297 a.C. Dice así el texto que estamos analizando, ‘De los grandes reinos’ el Koshala, gobernado por el rey Pasendi, y el de Magadha, gobernado por el rey Bimbisara, eran los más importantes. Especialmente el último, gracias a la sabiduría y habilidad política del rey Bimbisara, terminó por absorber los reinos de Koshala y de Vajii y fundar la dinastía imperial conocida los maurya. El tercer gobernante de esta dinastía fue el famoso emperador Ashoka, quien en el siglo III a.C. logró reunir bajo su gobierno todo el continente Indio, salvo el extremo meridional” pág. 24.
Es verdad que el primer rey importante de Magadha fue Bimbisara que vivió alrededor de la segunda mitad del siglo VI a.C. lo cual hace imposible que se lo confunda con Bindusara, padre de Ashoka. Por otra parte según la tradición se supone que Bimbisara fue un gran devoto de Buda y que llegó a conocerlo. Si todo esto sucede durante la vida del Iluminado, mal pueden darse estos hechos en la época del segundo rey de maurya. También debemos aclarar que el primer emperador de la dinastía ya nombrada, fue Chandragupta.
Otro tema que dentro de la filosofía budista es tratado por el autor bajo un enfoque personal es el problema del no-yo, tal vez el más difícil de comprender y aprehender a nuestras mentes occidentales. Por ejemplo, en la página 165 dice: “De ahí ocurra lo que ocurra, uno nunca deber perder de vista su propia identidad”, y en la página 170 y 171 “Cuando un yo así queda firmemente establecido, entonces uno de los objetivos fundamentales del budismo ha sido realizado y uno está libre de dedicar el resto de su tiempo a salvar a los demás y predicar la Ley”. “La Ley no existe fuera del yo”. “Mientras otras religiones admiten un Absoluto como existiendo fuera del yo, el budismo no”. Continuando con la problemática del yo seguimos leyendo en la misma página: “En otras palabras uno transforma el yo presente y cambiante en el yo tal como debería ser, el yo que está en perfecta armonía con la Ley”. Si bien el budismo no se caracteriza por ser dogmático podemos afirmar que la teoría del no-yo (anâtman), lo es. El hombre no tiene un alma que sea centro permanente de su personalidad, se cree que el espíritu es sólo una ilusión y ésta es la doctrina central del budismo. No dejamos de reconocer que aparecieron sectas que afirmaron el yo con algunas limitaciones, tal es el caso de los pugdalistas dentro de la escuela Hinayâna, pero fueron tratados como heréticos por las otras sectas. O sea que esta teoría no prosperó. Algunos autores también han visto el no-yo como una contraposición al verdadero yo, apreciaciones que mucho respetamos pero que no cambian este principio dentro de la ortodoxia budista. O sea que se podría hablar de un yo real opuesto a un yo ilusorio.
El libro es ameno, de fácil lectura y también desarrolla temas como la Iluminación, el crecimiento de la Orden y el Nirvana que son desarrollados en sendos capítulos. El libro consta de ocho, y de un glosario. En una nota suplementaria muy resumida enumera los diez estados de la existencia.
Es una obra de divulgación en la cual el autor expresa algunas doctrinas y conceptos desde una óptica personal. El juego de su imaginación lo ejercita en la configuración de Buda según el mismo confiesa. Reseña elaborada por: Liliana García Daris. Publicada en: Oriente-Occidente v. 3, no. 1 (1982).


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